El time-to-market es el tiempo que transcurre desde que un producto/servicio es concebido hasta que está disponible para el usuario final o lo suficientemente maduro para ser aceptado por el mercado. Este concepto comprende todas las fases (ideación, diseño y producción) por los que debe pasar un producto antes de su lanzamiento al mercado. No existe un time-to-market ideal, depende mucho del sector o mercado al que nos dirijamos, y además es que los indicadores que podamos establecer son difíciles medir y subjetivos:
- Comienzo del diseño del producto
- Prueba de concepto
- Fin del diseño del producto
- Comienzo de su desarrollo
- Final del desarrollo del producto
- Inicio de la producción
- Lanzamiento del producto en el mercado
- Escalado con el establecimiento y aplicación de procesos de producción
A pesar de estas dificultades, los mercados son muy dinámicos. Los clientes desean que estos tiempos se reduzcan, esperando una mayor inmediatez y agilidad. Por lo que ante un proyecto, podemos sentirnos muy presionados por los plazos y los desarrollos que debemos integrar en la menor cantidad de tiempo necesaria. Esto supone varios riesgos, por un lado, lanzar un producto sin que el mercado esté suficientemente maduro para absorberlo (falta de demanda), que no analicemos de manera conveniente los competidores y/o los productos sustitutivos al que estamos diseñando; y, por el otro, que se priorice la rapidez sobre la calidad.
Para tratar de sortear estas amenazas, se estructuran procesos de desarrollo en los que se busca el «fallo rápido». Estos procesos consisten en probar y desarrollar gradualmente las características detalladas del producto, pasando rápidamente a diferentes opciones cuando se declara el fallo. Además, se espera que el cliente retroalimente el desarrollo del producto, identificando problemas, buscando nuevos usos e incluso sugiriendo nuevas características al mismo.
Aunque como hemos señalado más arriba, cada producto/servicio tiene unas necesidades concretas de desarrollo, las herramientas para ese «fallo rápido» y reducir el time-to-market serían:
- Calendarización o deadline. Establecer una fecha de entrega, ya que se favorece la productividad del equipo.
- Organización y asignación de tareas. Definición de qué tareas son necesarias, en qué orden y sus plazos, quién las tiene asignadas y un diseño de cuadros de mando para su seguimiento.
- Seguimiento en tiempo real y retroalimentación ágil. Establecer vías de comunicación eficaces que eviten que el proyecto se pare en espera de una revisión.
- Herramientas y materiales. Tener acceso a todos los elementos necesarios para desarrollar o cumplir el objetivo es fundamental para no retrasar el proceso de trabajo en el proyecto.